El Oceanis 31, lanzado en 2007, acaba de ser sustituido recientemente por el 30.1. Esta embarcación que pertenece a la quinta generación de Oceanis, diseñada por el tándem Finot y Conq, ha supuesto un fantástico éxito comercial.
Este elegante y espacioso velero, vivo en la caña, habitable, bien acabado y perfectamente pensado, resultará ideal para las parejas o las jóvenes familias.
Resumen
1 – Prueba del Oceanis 31: una primera buena impresión
2 – Un velero perfectamente equipado de fábrica
3 – De un aparejo minucioso sobre todo en la versión Performance
4 – Un interior espacioso de geometría variable
5 – Lo que ocurre bajo el piso de un Oceanis 31
6 – Prueba en el mar: navegar en un Oceanis 31
7 – En conclusión
1. Prueba del Oceanis 31: una primera buena impresión
Mientras de pie en el muelle contemplo la popa de este Oceanis 31 de 2008, pienso que aparenta medir más de los 9,30 m de eslora de este velero. ¿Esto se debe a su manga de 3,36 m o a la ancha plataforma a popa de que suelen estar dotadas cada vez más las grandes embarcaciones?
En cualquier caso, su presencia es imponente con su carlinga íntegramente realizada en teca y dotada de tres portillos, sus pequeños portillos de casco y sus finos portillos del tambucho con el mismo perfil de este último.
2. Un velero perfectamente equipado de fábrica
La rueda de timón ocupa un lugar destacado en la carlinga, pero como la sensación es la de encontrarse en una embarcación más grande, su presencia aporta prestancia, aunque una simple caña liberaría espacio. ¡Vaya!, la instrumentación procede íntegramente de B&G. Ese es un punto positivo, ya que es el resultado de colaboraciones realizadas en el estudio avanzado de los modelos con los proveedores. Por ejemplo, todo el acastillaje es obra de Harken, y las velas de Elvstrom.
Nuestra embarcación dispone de packs “Confort” y “Offshore” así como de la opción piloto B&G.
3. De un aparejo minucioso sobre todo en la versión Performance
En lo que respecta al acastillaje, éste cuenta con dos winches de génova a popa, cerca del puesto de timonel y de otros dos en el tambucho. Dado que la distancia no es enorme, no debe resultar demasiado difícil maniobrar la embarcación una persona sola.
Harken ha dotado también a esta embarcación de una cargadera (contra) rígida, lo cual es una ventaja. La vela mayor es semisableada (dos rizos automáticos) y está montada a la alemana, y el génova del chigre de vela presenta un recubrimiento del 104 %.
La versión Performance cuenta con un trapo más potente, de una gama superior de Elvstrom, así como de 3 rizos automáticos.
Mientras me dirijo a proa tengo que hacer contorsiones para pasar bajo los obenques inferiores y llegar hasta el molinete y el pozo de ancla en el que podrá llevarse tanta cadena como se quiera. Mientras me desplazo por la embarcación me llama la atención un bonito listón de madera maciza que se prolonga de proa a popa.
4. Un interior espacioso de geometría variable
Al bajar al interior de la embarcación llego al cuadrado, con la pequeña cocina a babor y también una pequeña mesa de mapa a estribor.
Un camarote a popa situado de través ofrece un amplio espacio de alojamiento, mientras que el situado en la punta delantera resulta un tanto más estrecho. ¡Y a pesar de todo, la persona instalada más opa da peberá pasar por encima de la otra para salir!
¡El baño es como el de una embarcación de 37 pies! Y ese es un punto realmente positivo. La altura bajo bao es de 1,82 m.
Es importante señalar que a partir de 2014, esta embarcación podía encargarse en versión “Loft”, con una cama cerrada a proa, o en versión camarote compartimentado. Las carpinterías se encontraban disponibles en varios tonos de chapa sintética, y todas ellas, desde la más clara hasta la más oscura, ofrecían el mismo aspecto… Artificial… ¿Saldría tan caro realizarlas en madera maciza o en chapa de madera?
5. Lo que ocurre bajo el piso de un Oceanis 31
El Oceanis 31 se vende con una sola batería de apoyo en versión estándar, pero el modelo que estoy probando dispone de otra batería instalada (2 x 70 Ah), que me parece absolutamente básico. El cargador de muelle es de 40 A, no está mal, y la batería del motor se encuentra separada de las de apoyo por un separador electrónico.
El motor es un Yanmar de 21 caballos sobre una línea de ejes con un gran alternador de 125 A. ¡Es un alternador realmente grande para unas baterías tan pequeñas! Pero éstas son AGM, por lo que no deberían recalentarse fácilmente… 130 L de gasóleo ofrecen una autonomía de unas cuarenta horas a velocidad media.
6. Prueba en el mar: navegar en un Oceanis 31
¡No suele ser muy habitual tomarse un aperitivo en el salón de una casa con vistas a un velero para lugar dejar la copa, salir por una puerta acristalada y subirse directamente a bordo! ¡Pero esto es algo normal en el precioso puerto deportivo/urbanización privada de Port-Grimaud, en el departamento de Var!
Hoy no hace mucho viento, apenas 5/6 nudos, pero el tiempo es maravilloso y estamos totalmente decididos a comprobar cómo va este Oceanis 31.
No contamos con un propulsor de proa, pero el peso reducido de esta pequeña joya (4 900 kg boyante) nos permite hacer alguna que otra virguería… Partimos pivotando con la amarra de popa previamente atada al muelle con dos vueltas, rápidamente desde el borde se baja con una mano una defensa entre el muelle y el barco, y se acelera para dejar el muelle. ¿Quién dijo que se necesitaba un propulsor, nos preguntamos mientras pasamos ante el Hotel Giralia?
Salimos a pasar el día y ponemos rumbo a Saint-Tropez para ir a almorzar a Pampelonne. El viento sopla del oeste, como suele ser habitual en esta zona, y navegamos un primer tramo, estribor amura, con todas las velas desplegadas, en dirección a Sainte-Maxime. Yo viajo cómodamente instalado, de pie, a la barra de esta embarcación. La barra responde inmediatamente, y las dos palas de timón giran proporcionando al instante unas sensaciones increíbles.
Yo voy más cómodo de pie que sentado ya que el estay de popa me molesta en esta posición. Con el viento portante, con todas las velas desplegadas y con 5 nudos de viento, avanzamos a 2 ó 3 nudos cuando aceleramos, que no es demasiado, pero al menos avanzamos. Viro y vuelvo a virar usando la escota de la vela mayor “a la alemana” que puede utilizarse desde la barra.
Luego viro para dar un bordo de través en dirección al puerto de Saint-Tropez, que no está lejos, y penetramos en el antepuerto con el motor, pero nos echan rápidamente, ¡porque en verano este puerto no admite veleros del tamaño del apéndice de cualquier embarcación amarrada en éste!
No hay problema, de paso aprovechamos para apreciar la destacable maniobrabilidad que ofrece el motor del velero que se desliza como pez en el agua. Volvemos a poner rumbo al este, ha llegado el momento de ver cómo se comporta entre las olas, y no es que la meteorología haya cambiado, pero un Mangusta 165 nos adelanta en tromba muy pegado a nosotros (¿a 15 nudos? ¿a 18 nudos?), provocando una sucesión de profundos remolinos.
Las taquillas de la cocina permanecen cerradas, pero los huevos caen del fregadero creando una decoración de inspiración moderna en el suelo. Y todo gracias a esa maravillosa tripulación de gente pija. ¡Qué difícil resulta convivir con esos insoportables artefactos cargados de jet-skis, de unas horribles luces submarinas y de una potente sonorización!
Al acostar en las playas de Pampelonne, nuestra embarcación se ve rodeada por otras cuarenta embarcaciones del mismo tipo…
De repente nos invade un ansia de soledad, por lo que seguimos navegando para echar el ancla en una pequeña y encantadora cala, al pie de un hotel, y disfrutar de un baño y de un rato de pesca. Aunque el baño resultó agradable y fácil desde la amplia plataforma de popa, la pesca fue todo un chasco. Pero no hubo problema, porque provisiones no faltaban…
7. En conclusión
Elegante, espacioso, marino y asequible, no es de extrañar que el Oceanis 31 haya tenido una larga y merecida trayectoria. ¡Su sucesor, el 30.1, no lo va a tener fácil para estar a la altura!
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Prueba redactada por François Meyer.