El azafrán es la parte sumergida del timón que sirve para desviar el flujo de agua bajo el casco del barco. El pivotamiento del azafrán permite dirigir el barco. Para un azafrán eficaz, el ángulo de timón es determinante. Band of Boats le explica cómo sacar el máximo provecho de este elemento.
1. Diferentes tipos de azafranes
Los barcos están equipados de diferentes tipos de azafranes. Se distingue el azafrán suspendido bajo el casco en voladizo, el azafrán articulado en la parte baja que está ubicada en la extremidad del talón de quilla, el azafrán compensado, no compensado, y semicompensado. Es de señalar que el azafrán rinde mejor cuando está posicionado detrás de la hélice ya que el flujo de agua es acelerado en esta zona.
Los constructores de barcos han adaptado los azafranes para optimizar al máximo las maniobras de navegación.
Numerosas velas ligeras y veleros de competición tienen azafranes en dos partes articuladas. El hecho de ser elevables facilita los arribos a playa y ofrece menos resistencia aerodinámica en navegación.
Algunos astilleros náuticos y constructores aficionados han preferido equipar sus barcos con dobles azafranes. Estos modelos presentan una mejor eficacia cuando el velero se inclina a la escora. Sólo pueden navegar con un único azafrán de velocidades portantes para reducir la resistencia aerodinámica. Es también un elemento complementario de seguridad en caso de arrancadura de uno de los dos por un objeto flotante no identificado.
2. Elementos primordiales del azafrán El ángulo de timón y el par del azafrán
El ángulo de timón es el ángulo de orientación del azafrán con relación al eje longitudinal del barco. Determinados barcos están equipados con un indicador de ángulo de timón. Muestra cero grados cuando el timón está en el eje, los ángulos máximos a la derecha y a la izquierda. Resulta de gran ayuda tener conocimientos de estas indicaciones para efectuar maniobras complicadas (sobre todo para la marcha atrás).
En una virada de bordo el ángulo no debe ser demasiado abierto ya que el azafrán ralentiza considerablemente la velocidad del barco. Su exceso de abertura ralentiza los hilos de agua sobre el casco, y por tanto el barco se ralentiza.
El par del azafrán es el par o fuerza necesarios para gobernar. Depende de la velocidad del agua que pasa sobre la superficie del timón a determinado ángulo, de su dimensión, de su barrido total y de su superficie de compensación. Son principalmente los arquitectos quienes validan todos estos cálculos.
Para girar, el barco necesita una fuerza de desviación sobre el azafrán y un punto pivotante (la quilla o la orza de ésta).
Para ser eficaz, el timón debe conservar un ángulo óptimo de entre 15 y 30 grados. Se da entonces un flujo laminar en torno al timón.
La fuerza de desviación es la resultante de dos fuerzas: la resistencia aerodinámica que es paralela al fluido (agua), y la sustentación perpendicular a dicha resistencia.
En el contexto de una sustentación demasiado fuerte, el velero va a tender a clavarse cuando navega rápidamente cuando realmente debe permanecer lo más posible en sus líneas de agua.
Si las dimensiones del azafrán son menores de lo requerido, las maniobras serán menos eficaces ya que serán más difíciles de realizar. Habrá que anticipar bien el pilotaje.
3. ¿Cuál es el secreto de los grandes timoneles?
Es el dominio de la rueda de timón lo que marca la diferencia entre los grandes timoneles. Su gran secreto reside en conservar al máximo la rueda de timón en el eje longitudinal del barco a fin de no frenar su velocidad. Cada sacudida o movimiento bruco tiende a frenar el barco. Hay que seguir dominando el navío pero pilotarlo uniformemente, con delicadeza.
Son principalmente en las viradas en redondo cuando uno puede tratar de mejorar.
En un velero, la virada debe ser patente, pero sin romper demasiado la cadencia. La trayectoria del barco debe ser lo más rectilínea posible.
¡Ahora ya cuenta con todos los componentes necesarios para convertirse en un timonel excepcional!