¡Revisar todo el timón, desde la caña hasta las palas, es sin duda la principal medida de seguridad, más importante incluso que el huelgueo o la mecánica! ¡Band of Boats le explica cómo hacerlo!
¡Una avería en la caña es la razón más clara para acercarse a la costa, y probablemente a aquella que no se había previsto! En cualquier caso, una avería de este tipo dejará al navegante totalmente desarmado. Por esta razón, no está de más controlar el desgaste y el menor síntoma de debilidad del timón antes de que sea demasiado tarde.
1. Revisar el timón empezando por las palas
La pala exterior es más accesible que otra, pero no por ello menos frágil, y no hay que olvidar asegurarse de que los machos del timón y los herrajes hembra (y especialmente sus tornillos de fijación) no estén desgastados ni tengan juego. Una pala suspendida tiene un acceso más difícil, pero no por ello hay que dejar pasar la ocasión de asegurarse de que todo está bien.
Aproveche una varadura o cuando saque la embarcación del agua para comprobar si hay juego entre la caña y la pala del timón. El más mínimo balanceo puede repercutir gravemente en el placer y la sensibilidad de las sensaciones de navegación, y también ser el presagio de una avería más grave. Si se orienta la hoja a cada lado puede asegurarse de que tampoco existe ningún punto duro, que es un síntoma probable de una mecha defectuosa. También puede comprobar si el timón está correctamente alineado con el resto de la embarcación tomando distancia y observándolo respecto a la quilla. Aproveche también la ocasión para asegurarse de que no haya ninguna fisura, sobre todo en torno a la unión con la mecha. Si fuera el caso, podría producirse una vía de agua que inundaría la pala y pudriría el interior.
2. Realizar el mantenimiento del timón con la embarcación en seco
Aproveche que la embarcación está en seco para reparar el más mínimo golpe con una masilla epoxi de calidad. Cuide también el estado de la superficie, el perfil y sobre todo el borde de fuga, que debe ser recto y liso (y no redondeado), para evitar generar un arrastre que resultaría perjudicial para la eficiencia. Cuando aplique pintura submarina no la escatime en los apéndices y por tanto en la pala. No olvide la parte superior de la pala… Ese espacio estrecho y poco accesible entre el casco y la pala, que nadie ve, y que muchos de nosotros descuidamos…
Si constata un fallo en la estanqueidad en el tubo de limera o en el prensaestopas, es el momento de remediarlo, así como de comprobar que los anillos no estén desgastados agitando la hoja del timón de izquierda a derecha y de adelante a atrás. Ante la más mínima duda, recurra a un profesional.
3. ¡Revisar el timón comprobando la caña!
La barra sólida puede estar sometida a grandes esfuerzos, y en una salida en orzada, puede ser demasiado tarde para lamentarse por haber descuidado la madera agrietada o un tornillo mal apretado… También debe revisar el mando de la rueda de timón, sobre todo porque está oculta y escapa con mayor facilidad a nuestro control. Las embarcaciones a motor pueden estar dotadas de una dirección por cable (cuyo mecanismo hay que revisar y engrasar) o hidráulica (que requiere poco mantenimiento, salvo el apriete de las conexiones y la comprobación del nivel de aceite).
En la mayoría de los veleros, la caña trabaja con guardines que pasan por poleas. No debe descuidarse el estado de los cables, de sus terminaciones, el engrase de los ejes y de las poleas, al igual que los eventuales signos de electrolisis entre el sector y la mecha (ya que uno suele ser de aluminio y el otro de acero inoxidable, y la corrosión entre ambos puede causar estragos). Todas estas precauciones contribuirán a que la caña resulte más suave y agradable, y limitarán los riesgos de una rotura brusca.
Sin embargo, nunca se puede descartar totalmente una avería en la caña y cuanto más preparado esté, mejor la afrontará. Las embarcaciones equipadas con una rueda de timón deben estar obligatoriamente dotadas de una barra sólida de emergencia. Pero esta no debe estar sepultada en el fondo de la embarcación y debe poder usarse realmente. ¡Lo más prudente sería probarla antes de tener que usarla! Nunca me cansaré de recomendarles a los propietarios de embarcaciones con una barra sólida que lleven a bordo un remo de un tamaño adecuado y una chumacera, ya que con ellos podrán afrontar muchas situaciones críticas como problemas en el timón, por supuesto, pero también averías en el motor, siempre y cuando hayan sido previsores y se hayan iniciado al noble e indispensable arte de remar.
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Artículo redactado por Olivier Chauvin.